En 2013, Her dirigida por Spike Jonze nos transportó a un futuro cercano en el que la tecnología invade nuestra vida cotidiana: los “sistemas operativos” capaces de despertar conciencia, emociones y vínculos humanos profundos.
Hoy, más de 12 años después, me pregunto: ¿la película se volvió realidad? ¿Hemos alcanzado ese punto en el que las inteligencias artificiales ya no solo responden comandos, sino que acompañan, sienten, evolucionan… y quizá se convierten en parte de nuestras relaciones íntimas?
















