Lo sorprendente es que un gato ponga estos talentos naturales al servicio de otra especie con la que, en teoría, tiene diferencias irreconciliables.
Y en ocasiones, tenemos otra especie de instinto, o algunos le llamarían decencia, que nos permite ayudar a quienes no pueden librarse del peligro, como una supervivencia compartida. Otros lo llaman amistad y pocas veces se ve mejor reflejado que en estos dos amigos.
Este perro, en el transcurso de su vida, quedó ciego, pero eso no evita que no pueda disfrutar de un paseo por el parque, para eso tiene un amigo, este gato que pacientemente lo va guiando por el camino correcto correcto a casa. ¡Y el perro le hace caso! Seguramente un camino que ya ha caminado juntos antes.
