Queda, sin embargo, la impresión de que el acto es irresponsable, pues para ese tipo de pruebas existen maniquíes y cuartos especiales con las medidas de seguridad adecuadas, y no en un espacio abierto, con los empleados mirando y la propia esposa como voluntaria para recibir un impacto a quemarropa con un revólver calibre 38 largo.













